Octubre es gris

 


El cielo está cargado de agua, aún cuando sabemos que sobre las nubes de la imagen está un despejado cielo azul, vendrá el agua, el viento y nos arropará. 

Pasarán algunos minutos, los suficientes para acumular un nivel de agua en la calle tan importante que inquiete. Además se corta la luz y comenzamos a deambular por casa. La noche se acerca, pronto se enciende la vela que dejará colar los primeros rayos de luz en la casa. 

Con la vela se enciende un trozo de palo santo, y comienza la admiración por aquellas llamas que consumen el día y nos deja un olor muy agradable. 

Se reaviva la llama a través del aliento, soplar lo suficiente para reavivarlo y lo necesario para no apagarlo. 

Las prisas del día desaparecen así como corren las pequeñísimas llamas a través de la estructura del pequeño trozo de palo. Llegó la noche y con ella el croar,  el cese de lluvia y el silencio del descanso que se avecina. 

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